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El 15 de mayo del año 2010, el músico argentino Gustavo Cerati ofreció, en la ciudad de Caracas, el que sería el último concierto de su carrera.
La presentación tuvo lugar en el Estadio de Fútbol de la Universidad Simón Bolívar, en una noche cálida marcada por la lluvia intermitente y una atmósfera cargada de emoción.
El recital formó parte de la gira Fuerza Natural, iniciada en 2009 para presentar su quinto álbum solista, homónimo, que incluía temas como Déjà vu, Magia, Amor sin rodeos y Cactus.
Esa noche en Venezuela, Cerati cerró su show con un gesto que, con el tiempo, adquiriría un valor simbólico: se llevó la mano al corazón, lanzó un beso al público, levantó los brazos y se despidió con una frase breve, cargada de afecto: «Hasta la próxima, chau». Por supuesto, nadie en el estadio imaginaba que eese sería su último adiós,
Horas después del concierto, mientras se encontraba en su hotel, Cerati sufrió una isquemia cerebral que derivó en un accidente cerebrovascular (ACV), por lo que fue ingresado de urgencia en una clínica de Caracas, donde permaneció internado hasta el 7 de junio, cuando fue trasladado en avioneta ambulancia hacia la ciudad de Buenos Aires, en su natal Argentina.
Desde entonces, el músico permaneció en estado de coma por 1571 días, un poco más de cuatro años, sin mostrar signos significativos de recuperación.
Finalmente, falleció el 4 de septiembre de 2014, a los 55 años, en la Clínica Alcla de Buenos Aires, donde estaba internado desde 2010.
El impacto de su muerte fue tan profundo en el mundo de la música latinoamericana que artistas, periodistas y fanáticos de varios países lo despidieron como uno de los referentes más influyentes del rock en español.
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