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El nuevo documental de Jesse & Joy, disponible desde el 25 de septiembre en HBO Max, expone una faceta completamente desconocida de los hermanos Huerta. A través de un relato honesto y profundamente emocional, el filme muestra las luces y sombras detrás de una de las duplas más queridas de la música latinoamericana, revelando conflictos familiares, heridas no resueltas y el largo camino hacia la libertad personal y artística.
Uno de los ejes centrales del documental es la estricta educación religiosa que ambos recibieron. Jesse y Joy crecieron bajo el control de su padre, el pastor evangélico Eduardo Huerta, un ambiente que los artistas describen como “asfixiante”.
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En este contexto, Joy cuenta cómo asumió el rol de “la hija perfecta”, intentando cumplir con todas las expectativas familiares, mientras que Jesse fue visto como “la oveja negra”, a menudo señalado y criticado por ser diferente.
El control también se extendía a su faceta musical. Los hermanos relatan que su padre intentaba intervenir en su proceso creativo, exigiendo su aprobación antes de componer. Cansados de esas limitaciones, decidieron “hacer el disco de su vida” como una forma de independencia y liberación emocional.
El documental también aborda los profundos dilemas internos de Joy, quien narra con honestidad los años en que ocultó su identidad sexual por temor a “romper el corazón” de sus padres y a sentirse moralmente condenada por su entorno. Entre lágrimas, confiesa que en su adolescencia solo quería “salir de casa para poder respirar”.
Aunque su padre falleció en 2013, su figura sigue presente en sus vidas. Jesse y Joy reflexionan sobre las heridas emocionales que aún cargan y cómo, a pesar del dolor, han encontrado en la música un espacio de reconciliación y autenticidad.
Sin duda, es una historia cruda, valiente y profundamente humana, que redefine lo que significa sanar a través del arte.
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