La emotiva reflexión de Andrés Caniulef sobre la depresión

El panelista de «La Mañana» se encuentra luchando contra esta dura enfermedad.

Desde hace varias semanas el periodista Andrés Caniulef se encuentra alejado de pantalla debido a un complejo momento de salud: tiene depresión.

Y este lunes el panelista de «La Mañana» de Chilevisión publicó en su cuenta de Instagram una sentida carta donde habló de su estado de salud.

“¡Con la depresión no se juega! Así comienzo esta carta, una reflexión que no me es simple pero que quiero compartir. Este es el primer lunes, en mucho tiempo, al que no le temo, es de hecho, el primero en el que sí, al fin, quería despertar», comenzó escribiendo.

«Así de duros han sido estos meses, en los que he disfrazado mis emociones, en los que me transformé en una marioneta de mí, moviendo hilos para dibujar una sonrisa, recatando energía de donde fuera para trabajar y más difícil aún, para seguir dando algo de luz a los que me rodean», agregó.

“Comparto esta reflexión porque sé qué hay muchos que se niegan a ver y aceptar que están enfermos, que, como yo, están sumidos en una depresión. Esta es una enfermedad que nos invade, que cada vez cobra más víctimas y afecta también a los que nos creemos o nos creíamos imbatibles. Como comunicador me es necesario hacer ver esta problemática y lo hago en primera persona», aseguró.

«La depresión te hace prisionero, te mantiene en cautiverio y te engaña… te engañas. Yo lo hice por meses, corrijo, por años. Desde hace mucho tiempo que mi sonrisa ha ido perdiendo brillo, poco a poco y no lo vi venir; después no lo quise ver, busqué evadir, me engañé, me escondí», señaló.

“No es tristeza, no es agobio, no es el quiebre de una relación, no es el asumir y enfrentar tus verdades o tu sexualidad, no es eso o quizá es todo. Lo cierto es que no quise ver ni escuchar las alarmas, me creí superior, que llegar donde estoy fue un esfuerzo que hice solo y contra la corriente, pero no, en realidad nunca estuve solo, siempre hubo alguien que te tendió la mano, una voz de apoyo, un abrazo que te alivia, un aliento para seguir en la lucha. Mi familia, mi mamá y todos aquellos que me han llamado en estos días, que me han hecho ver el mapa de mi vida, desde el amor incondicional de madre hasta mis profesores, compañeros de colegio, de trabajo, aquellos que me tendieron la mano alguna vez y aún me tienen en sus recuerdos. Hoy veo eso y por lo mismo me siento más afortunado que antes, más privilegiado y hoy le doy valor a cada minuto en los que me siento bien. No han sido muchos, pero vaya que los abrazo. Lo que sí hay son lecciones y las voy aprendiendo”, finalizó.

CON LA DEPRESIÓN NO SE JUEGA! Así comienzo esta carta, una reflexión que no me es simple pero que quiero compartir. Este es el primer lunes, en mucho tiempo, al que no le temo, es de hecho, el primero en el que sí, al fin, quería despertar. Así de duros han sido estos meses, en los que he disfrazado mis emociones, en los que me transformé en una marioneta de mi, moviendo hilos para dibujar una sonrisa, recatando energía de donde fuera para trabajar y más difícil aún, para seguir dando algo de luz a los que me rodean. Comparto esta reflexión porque sé qué hay muchos que se niegan a ver y aceptar que están enfermos, que, como yo, están sumidos en una depresión. Esta es una enfermedad que nos invade, que cada vez cobra más víctimas y afecta también a los que nos creemos o nos creíamos imbatibles. Como comunicador me es necesario hacer ver esta problemática y lo hago en primera persona. La depresión te hace prisionero, te mantiene en cautiverio y te engaña…te engañas. Yo lo hice por meses, corrijo, por años. Desde hace mucho tiempo que mi sonrisa ha ido perdiendo brillo, poco a poco y no lo vi venir; después no lo quise ver, busque evadir, me engañe, me escondí. No es tristeza, no es agobio, no es el quiebre de una relación, no es el asumir y enfrentar tus verdades o tu sexualidad, no es eso o quizá es todo. Lo cierto es que no quise ver ni escuchar las alarmas, me creí superior, que llegar donde estoy fue un esfuerzo que hice solo y contra la corriente, pero NO, en realidad nunca estuve solo, siempre hubo alguien que te tendió la mano, una voz De apoyo, un abrazo que te alivia, un aliento para seguir en la lucha. Mi familia , mi mamá y todos aquellos que me han llamado en estos días, que me ha hecho ver el mapa de mi vida, desde el amor incondicional de madre hasta mis profesores, compañeros de colegio de trabajo, aquellos que me tendieron la mano alguna vez y aún me tienen en sus recuerdos. Hoy veo eso y por lo mismo me siento más afortunado que antes, más privilegiado y hoy le doy valor a cada minuto en los que me siento bien. No han sido muchos, pero vaya que los abrazo. Lo que sí hay son lecciones y las voy aprendiendo.

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