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Hay de distintos sabores: Blancos, amargos, de leche, rellenos, veganos, etcétera. Sin importar sus características, son los protagonistas de cada Domingo Santo.
Pero, ¿sabes de dónde viene la tradición de entregar huevitos o conejitos de chocolate? Sigue leyendo esta nota.
¿Cuál es el origen?
La figura del conejo de Pascua tiene su origen en los países anglosajones, donde se le consideraba símbolo de fertilidad, esperanza y renovación. Por ello, se asoció con la diosa germánica Ostara, también llamada Eostre.
Durante la Edad Media, la Iglesia católica impuso la prohibición de consumir huevos durante la Cuaresma, período del calendario litúrgico cristiano dedicado a la preparación espiritual para la Pascua.
Sin embargo, las gallinas seguían poniendo huevos y ante la imposibilidad de comerlos y la gran cantidad que iban acumulando en sus casas, las personas optaron por decorarlos con colores vivos y alegres para obsequiarlos.
El primer huevo de chocolate
Más adelante, a comienzos del siglo XIX, en países como Alemania, Italia y Francia, empezaron a elaborarse los primeros huevos de chocolate, muchos de ellos con pequeñas sorpresas en su interior.
De hecho, en 1873, la compañía británica J. S. Fry & Sons lanzó el primer huevo de chocolate de Pascua en el Reino Unido.
Con el tiempo, esta práctica se vinculó con uno de los días más significativos para los cristianos: la Resurrección de Jesús. Así, regalar huevitos de chocolate se transformó en una tradición del Domingo Santo, especialmente dirigida a los niños.
Hoy en día, en varios países europeos todavía es común que durante el Domingo de Ramos las familias lleven huevitos a la iglesia para que sean bendecidos y consumidos el Domingo de Resurrección.
¡El equipo Pudahuel les desea un Feliz Domingo de Resurrección!
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