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En Chile, más del 30% de la población adulta padece de várices, una condición que comúnmente se subestima al ser considerada un simple «problema estético».
Sin embargo, los especialistas advierten que se trata de una patología venosa que, sin el manejo adecuado, puede deteriorar significativamente la calidad de vida y derivar en cuadros clínicos severos.
El doctor Marcelo Mege, cirujano vascular periférico de Clínica MEDS, define las várices como una «dilatación patológica permanente de una vena de las piernas».
Lo que comienza como pequeñas «arañitas» puede evolucionar hasta convertirse en venas de gran grosor que ponen en riesgo la salud cutánea y circulatoria.
Factores de riesgo de las várices
Aunque la predisposición genética es el factor principal (hijos de padres con várices tienen alta probabilidad de heredarlas), el estilo de vida juega un rol determinante.
Según el experto, existen tres pilares que favorecen su aparición:
- Obesidad y sobrepeso.
- Embarazos.
- Jornadas laborales prolongadas de pie o sentado sin movimiento.
La brecha de género en la consulta médica
La patología se presenta en una proporción de 4 a 1, siendo mucho más frecuente en mujeres.
No obstante, existe una diferencia marcada en la forma de consultar:
- Mujeres: Suelen acudir al especialista entre los 20 y 30 años, motivadas inicialmente por razones estéticas.
- Hombres: Tienden a consultar de forma tardía, generalmente cuando ya existe una molestia importante o dolor persistente.
Complicaciones
El doctor Mege enfatiza que no tratar las várices a tiempo puede llevar a consecuencias graves que vuelven la piel más frágil y vulnerable:
- Sangrados abundantes de forma espontánea.
- Heridas de difícil cicatrización, generalmente en la zona de los tobillos.
- Pigmentación oscura de la piel que indica un daño avanzado.
Consejos para el alivio
La clave es la consulta precoz y mantener hábitos que favorezcan el retorno venoso.
Aquí algunas recomendaciones esenciales:
- Activar la «Bomba Muscular»: Realizar ejercicios de pantorrilla para que el músculo ayude a las venas a empujar la sangre hacia arriba.
- Evitar el calor extremo: El sol directo, saunas o tinas con agua muy caliente producen vasodilatación, lo que daña las venas.
- Elevar las extremidades: Siempre que sea posible, descansar con las piernas en alto para aliviar los síntomas.
- Control de peso: Mantener un peso adecuado para reducir la presión en las extremidades inferiores.
Tratamientos modernos
Para quienes temen a la cirugía tradicional, el doctor Mege trae buenas noticias.
Los avances actuales permiten procedimientos mucho menos invasivos:
«Ya no es necesario realizar incisiones grandes para extraer la vena. Hoy se utilizan catéteres que permiten quemar la vena con calor o agentes químicos sin necesidad de retirarla», explica el especialista.
Además, aclaró que cerrar estas venas enfermas no afecta la circulación, ya que el resto de las venas sanas suple ese flujo de manera inmediata y más eficiente.
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